miércoles, 11 de marzo de 2020

[feed] Los diarios de Emilio Renzi. Un día en la vida


En una serie de entradas, copiaré a continuación las reseñas que escribí a lo largo de tres años, entre 2016 y 2019, sobre Los Diarios de Emilio Renzi con algun extra. Vale tal vez la aclaración de que Piglia murió cuando aún no había sido publicado el tercer tomo.

I - Años de formación
Ib - La Invasión
II - Los años felices
III - Un día en la vida



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Piglia, Ricardo (2017) Los diarios de Emilio Renzi. Un día en la vida. Buenos Aires, Anagrama.

Tercer y último tomo del diario, publicado el mismo año que Ricardo nos dejaba.

0. Escribo respondiendo y en diálogo con muchos amigxs que ya anotaron sus impresiones: Pablo, Martín, Luciana... sus observaciones forman parte de este texto.

Si el primer volumen documentaba la vida de un adolescente-desarraigado que se convierte en joven-publicado, y el segundo volumen iba del publicado al premiado y al reconocido, este tercer tomo arranca allí y llega hasta la publicación de Respiración Artificial (¿el canonizado?). El viernes 1 de febrero de 1981 Renzi anota: "terminé la novela. Llegó a la página 210. Resuelvo ayer la estructura del capítulo final. Cierro con Kafka-Hitler" (109 y sobre Kafka-Hitler, cf. p. 84). Es difícil medir la trascendencia de Respiración Artificial en la historia personal, pero en su currículum literario, en su compleja relación con el campo intelectual, se lee hoy como un punto de quiebre. Cuando estudié la carrera de letras se estudiaba principalmente esa novela y creo recordar que Elsa Kalish la consideraba la mejor de los ochenta. En todo caso esta novela, se queja Renzi, lo ha vuelto "visible". Pretenderá volver a una posición excéntrica, "volverme inédito" (150) escribe. Un año antes, en el '81, todavía anotaba que su situación en la literatura era "menor o secundaria. Me gusta ese lugar, al margen. Detrás, por de pronto, de Asís, Medina, Lastra, Rabanal" (115).

Pero esto abarca solo medio libro, bajo el lema "Los años de la peste" luego de lo cual sigue un largo ejercicio literario "Un día en la vida" seguido de una decena de otros, pero breves. Lo llamo ejercicio literario para resumir, pues abunda como siempre en las ambigüedades típicas de Piglia y las no menos típicas peticiones de principio inevitables, imposibles, que requiere la lectura de cualquier página de cualquier tomo de Los diarios de Emilio Renzi.

Pero estos ejercicios articulan historias y reflexiones en un tiempo impreciso o, mejor, en una variedad conexa pero indeterminada de tiempos, que podemos acompañar desde los ochenta, hasta la enfermedad e incluso hasta la muerte. Las últimas páginas, siempre con la lucidez blancuzca, superficial e incorruptible de Piglia, son desoladoras. El corte, pues, a principios de los ochenta, no es con el experimento general, sino solo con su variante, por así decir, ordenada, en forma de diario. Y sin embargo, es un corte significativo, según creo (ver más abajo, por ejemplo, en el último apartado "el olvido")

1. El escritor

En términos generales (recordemos que el diario es la historia de un escritor, en el sentido en que lo es la novela de Proust) el tema principal (acaso la obsesión) del segundo tomo era el del tono (lo impersonal, etc). En este tercer volumen aparece un Renzi al que solicitan ensayos, prólogos, artículos y compilaciones (de la academia, de las revistas de literatura, de las editoriales). El nuevo problema de Renzi es una variación o una ampliación del anterior. Aquí se trata de escribir literatura impersonal y teoría literaria personal. Desprecia todo impulso tradicional en las formas genéricas. Su forma de interpretar (se perciben los primeros esbozos de los que luego serán sus célebres ensayos de literatura argentina, por ejemplo) implica lo que llama la "mirada personal" o la "lectura del escritor" (87). En cuanto a la teoría y práctica de la escritura literaria, Renzi cree haber aprendido que "no existen los argumentos hasta que uno no empieza a escribir. No hay nada antes" (99, estoy bastante seguro de haber leído a Soriano alguna vez escribir lo mismo y además, claro, la escuela de Arlt, como tal vez indicaría Cesar Aira). También anota ideas sobre el diario como género (que bien haríamos en recordar a la hora de enseñar la relación entre ficción y vida), propone pensarlo como "difracción" (el fenómeno óptico característico de las propiedades ondulatorias de la materia, 196). Retoma una definición de ficción que ya había aparecido en el segundo tomo: Ficción es una narración como cualquier otra pero en la que "el que habla no existe" (206). Percibe que hay un sistema-Renzi: "no escribir todos los días sino en rachas cortas. Eso explica, por supuesto, mi producción <> y el uso de anfetaminas" (65) en noviembre del '77 anota brillantes, breves notas sobre la escritura del ensayo y de la ficción. "Tengo que lograr escribir mis ensayos como si estuviera improvisándolos mientras converso con un amigo que sabe de qué se trata eso sobre lo cual le hablo" (46) Mientras leo no puedo evitar preguntarme ¿cuántos hemos intentado copiarle el truco? ¿cuántos eslabones de contagio hay entre mi prosa y la suya -el primero es Daniel Link, seguramente.

2. La lucidez

Como siempre, si hay que creerle, la capacidad interpretativa política de Renzi es perfecta. Ve y comprende en seguida lo que es y significa la dictadura, lo que le queda y a dónde se dirige (por ejemplo, p. 85). O sentencia sin piedad, a comienzos del '78, a "...los amigos que eligieron hace años -equivocadamente, para mí, y obedeciendo a una dirección política imbécil o provocadora- la lucha armada" (66) Si hay que creerle, insisto, ahí está de nuevo, descubriendo en 1977 a Alan Pauls, con 18 años (1 de diciembre, p. 55). Lo compara con Briante y le elogia la inteligencia.

3. La vida

En la serie histórica se empiezan a sumar fantasmas. Renzi sueña con ellos: Elías, Rubén, Rodolfo W. (123). Discusiones entre los que no se van, sobre cómo actuar en dictadura (ejemplo, Altamirano y Sarlo, Punto de vista, manifiestos y comunicados). "Por primera vez vivo históricamente", había escrito Renzi el 9 de marzo del '76, queriendo decir que se siente verdaderamente amenazado por la represión. Se le presenta una posibilidad de "exilio dorado" en California que fue frustrada -resumamos- por azar. "De todos modos, en secreto celebro no irme de aquí: estoy en la segunda línea, los que estaban al frente murieron todos" (35). Años después corrige o altera: "Somos un grupo de francotiradores atrás de una vanguardia en dispersión" (71). Pone epítetos a Briante y Laiseca: los llama "los que sobreviven en el terror".[1]

4. Las novelas

Como anoté, en el diario se asiste al proceso de composición, escritura, edición y publicación de Respiración Artificial. Los argentinos en el submarino de Pynchon le dan paz a Renzi (basta recordar los debates dentro de Respiración Artificial), pues "la novela, para mi, aspira a integrar el ensayo" (93). El 4 de febrero del '78 anota: "En un sentido, las cartas que tiene sobre la mesa son el nudo central de la novela y la marca más fuerte del contexto en el que la escribo. Un libro escrito al mismo tiempo que la historia que lo ha motivado." (68) Unos meses antes, ya estaba anclado en una anécdota de la que quería extraer una novela: un hombre recibe un baúl con papeles y le piden que reconstruya la historia de otro al que no conoce (49). En otra página inscribe: "Evitar la tentación de que ese hombre sea Witold Gombrowicz" (43). La idea del censor oscuro aparece ya el 23 de junio de 1976 (27), la de las cartas ya está en marzo (22). Y luego, por todos lados: indicios de lo que -sabemos en 2020- será La ciudad ausente. Por ejemplo, el tema del criterio de realidad (171) o del hombre que pierde a una mujer y construye un micro-universo o, en fin, el de una ciudad cifrada, oculta, en una novela. Pero también hay formas primitivas de El camino de ida como las hipótesis que relacionan el individualismo y los atentados en estados unidos (140 y también 258)

5. El olvido

El tema del olvido aparece primero por el lado de la urgencia trágica: el mito de las estrategias que permiten aprender a olvidar para no delatar bajo tortura. Aparecen variaciones. La idea de un diccionario del olvido, o de la antimemoria (211). O el tema del olvido en la literatura: Hernandez, Onetti, Felisberto, Rulfo. O la diferencia entre nouvelle (olvido) y novela (recuerdo) (207 ¿será entonces adrede que algunos brevísimos pasajes se repitan, como si se hubiera olvidado? ¿o será un error real? Por ejemplo la explicación del sobrenombre "oráculo de Delfos" en p. 83)

Poco a poco, se instala omnipresente el tema del olvido. Como estrategia o condición. Como fundamento, enfermedad personal o tesis sociológica. Como final de una saga de libros, como contracara de un diario o mejor, como el doble, como la cara de ese diario. Por que desde luego es inevitable pensar que en el '82 termina algo más importante que su período de consolidación como escritor. El fin del Proceso es también el fin -la derrota- de una historia. Y sugiriéndolo más o menos directamente, Renzi enlaza su historia con la de una forma de escribir, de pensar, o de vivir.

Es decir, si es cierto que "esa temporada de su vida había terminado y que los veinticinco años dedicados a convertirse en un escritor estaban concluidos. Y lo que venía después era previsible y mundano y no formaba parte de la historia de la formación de su espíritu personal" (160) también es cierto que "se había terminado una época en la que una realidad mejor era posible, una época en la que él y sus amigos vivían en una sociedad paralela, un mundo propio, ajeno a la corriente principal de la cultura argentina. Habían vencido porque seguían vivos y combatían, pero también habían sido derrotados, tenían en el cuerpo las cicatrices y las marcas, eran sobrevivientes, eran heridos de guerra. Las ilusiones eran ahora, subrayó, más ilusas que nunca, pero la vida social y política era ahora más benigna que nunca. (159, el subrayado es original)

Entonces, lo que me parece es que la última parte de estos diarios no sufre un cambio de estilo o estrategia, sino que lo que sucede es que el texto se va desintegrando. Va perdiendo su organicidad, como atacado por una enfermedad terrible... sea esto metáfora personal, nacional, o delirio del reseñante. Renzi prevé una chatura (o la ve, en fin, al tomar en el siglo XXI las decisiones editoriales), una era en que las historias épicas (verdadera o falsamente épicas, no importa) de sus colegas se (con)funden con el anquilosamiento burocrático, la competencia mercadotécnica, los escandaletes del mundillo literario y académico: "estos escritos apocalípticos son testimonios indirectos de un tiempo catastrófico" (238) indica el narrador de un alucinado documento de un futuro en que Argentina ha desaparecido. Renzi, esto sobre todo quisiera decir, sintiendo ya los fríos estertores nada menos que en pleno macrismo, elige samplear su último cuarto de siglo, después de todo poco importan diez o veinte años en ciertos procesos. Así elige, creo, relatarse a sí mismo y en el proceso figurar otro final, uno que empieza en 1982 y que desde entonces no ha parado de desplegarse, patética, global y grandilocuentemente. Su final -nos propone, y cómo no creerle por última vez- es el final de una forma de entender la condición intelectual.


[1] En febrero del 78 lee (¿completo?) Los Sorias, "la excelente novela interminable, escrita a mano" (73) y aparece el concepto tan fructífero de "ficción paranoica" (73). De hecho, el retrato de Laiseca que hace Renzi, presentándolo como una especie de Pynchon, o Dick, o incluso un Vonnegut muerto de hambre es, me parece, insuperable (10 de febrero, página 65).


Bonus Text #1

Renzi ve y recomienda estos films:

Possesed de Curtis Bernhardt
La cueva de los sueños olvidados, de Herzog
Detour, de Edgar Ulmer
Seccion desaparecidos, de Chenal
Patton, de Francis Coppola
Shoah, de Lanzmann
El capital, Kluge
Pulp Fiction de Tarantino
Otros films que ve, sin dejar constancia de lo que le parecieron:

Varios de wim wenders: Alicia en las ciudades, En el transcurso del tiempo, El amigo americano.
Annie Hall, de Allen
El inquilino, de Polanski
El ultimo magnate, "de Fitzergald, con guion de Pinter, dirigida por E. Kazan"
Ese oscuro objeto de deseo, de Buñuel
Un día particular, de Ettore Scola


Bonus Text #2: Brevísimo índice temático caprichoso.

Enigma, misterio y secreto (204-5). Peronismo falopero (201) La moda de la "literatura del yo" (194) La ópera italiana como una forma exagerada del melodrama popular del XIX, como una versión de Dumas, Dickens o Dostoievski (188). Certidumbre y verdad de las emociones en los sueños: sensación propia de la literatura (181).  El gesto como núcleo básico de las historias en Brecht (155). El suicidio y la escritura de un diario (154) El escritor argentino profesional (y siempre Borges) (98) El fracaso/los fracasados como motor narrativo (71) El "estilo" en la literatura argentina: de Groussac a Borges: luego de eso, deja de haber un solo criterio (70) El azar y la paranoia en los censores (63) El diario como ritornello, la oscuridad en la repetición (55) más sobre la escritura de un diario: (31) Lo kafkiano como tema, lo kafkiano como entonación (30) La vida como collage contradictorio. la inexistencia de la progresión y del sentido, excepto la demencia de escribir (11)

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