López, Alejandro (2005) Kerés cojer? = Guan tu fak. Buenos Aires, Interzona.
A comienzos de la década que ya se termina, descubrimos y compartimos en la perdida biblioteca Bibliofyl la extraordinaria novela La asesina de lady di (Adriana Hidalgo, 2001) que, creo, fue la primera novela de Alejandro López. No la reseñé ni tomé notas pero aún recuerdo la sensación que me produjo, un argumento entretenidísimo, una textura bien trabajada, con mucho oído para las combinaciones sociodialectales, entre lo esotérico y lo callejero en clave litoral, si es posible pensar semejante menjunje. La recomendé cuantas veces pude con el correr del tiempo. Es, insisto, extraordinaria.
Hace unos meses leí una brevísima nouvelle o cuento largo, llamado Las malas lenguas. De nuevo, no reseñé nada. Quién sabe por qué[0].
Ahora conseguimos Kerés cojer? = Guan tu fak. Una novelita de mentirosas 250 páginas (gran parte del texto está compuesto por fragmentos de chat de msn messenger). Se lee sola. Inteligente, entretenida, bella.
Personajes marginales, intensos, envueltos en una historia violenta, entramada al estilo de la escuela de juegos polifónicos que en argentina va desde Boquitas pintadas hasta Me verás volver pasando por Respiración artificial y Vivir afuera. Protagonizada por dos mujeres que sufren los vaivenes de la clandestinidad de la Argentina post-crisis, siempre ante la inminente tragedia, y también siempre chapoteando la grande, la que te salva.
Entre el tráfico de menores, la prostitución callejera y el esoterismo (medio tarot, medio umbanda) López tiene una forma de introducir el deseo y las pasiones. La esperanza, teñida de comedia, siempre presente, en la forma de un negro pijudo, de un viaje a california o de una operación en dólares para hacerse una teta. Reviso estas palabras y pienso en los marginales de Copi en La torre de la defensa o en Cachafaz.
La comunicación digital es un desafío diferente tanto de la construcción de un narrador tradicional como del recurso de la oralidad. En este caso, un pasado reciente que ya envejeció brutalmente: el chat y el mail antes del autocorrector. Para el que no lo haya vivido ha de sentirse extraño. Las intervenciones sobre la lengua propias del mundo de whatsapp y de las redes sociales no son las mismas intervenciones que se realizaban entre ciber-locutorios y SMS. Otros apócopes, otros anglicismos. Todo eso encabalgado sobre el diccionario brutal y desnudo propio de la privacidad compartida de las dos protagonistas y su convivencia con la violencia, la prostitución y el entumecimiento en forma de sustancias (pero también: el amor, el deseo, etc.)
[0] Deuda resuelta posteriormente aquí.
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