lunes, 29 de noviembre de 2010

[didáctica] a la manera de una entrada de blog

Finalizando el primer cuatrimestre del 2010, me tocó enfrentar el segundo examen parcial de Didáctica Especial (es anual). Lo que sigue tiene que ver con el segundo punto, en el cual se nos pidió dar cuenta de alguna de las discusiones teóricas respecto de las prácticas de la enseñanza que habíamos venido estudiando en la bibliografía. La originalidad del asunto surge del formato: El texto debía imitar la forma literaria de un aguafuerte arltiano, un cielito, o un diálogo platónico. Aquí debo decir que en principio todo el asunto me generó un poco de fastidio, pero supongo que tiene que ver con el hábito. Odiamos el registro académico de parciales y monografías pero cuando nos sacan de ese lugar nos sentimos incómodos. De hecho me pasé el segundo cuatrimestre a las patadas con unos autoregistros que tuve que hacer y con los que tampoco me sentí cómodo en ningún momento. Sin embargo, cuando empecé a escribir, me dejé llevar en seguida, como hace un tiempo que no hacía (como tantos, cuando empecé a estudiar letras escribía cuentos, poemas y comenzaba novelas, hoy día no escribo más ficción). Sin saber que el jefe de cátedra corregiría mi parcial, me tomé la libertad de jugar con su persona dentro de la ficción. Todo lo cual además está previsto, supongo, dado que además de ser el jefe de cátedra, es autor de algunos de los textos que pusimos en discusión.

Hace unos días mostraba las consignas del trabajo final a una compañera que aún no cursó la materia. Se nos pide ahora, en forma de entrada de blog, dar cuenta del proceso antes mencionado. ¿A la manera de una entrada blog? ¿pero estos tipos se creen que todos hacemos los blogs iguales? ¡Deben pensar que todos los blogs tienen los diseños horribles esos que te da blogger -o los aún más feos de wordpress-, y que todos usamos los tags y...

Bueno, no. De hecho este ejercicio es entretenido. No tanto como el anterior. Pero se supone que responda acerca de la apropiación de la bibliografía, y ya se me está terminando el espacio. Bien, en mi experiencia, no sé si puedo decir que apropié más o mejor los conocimientos de los que la bibliografía trataba. Sí puedo asegurar que tuve que hacer algún ejercicio de traducción. Por ejemplo, al tratar la problemática de la readecuación del saber académico/científico al saber escolar, me encontré con la situación embarazosa de que, al tratarse de un diálogo platónico, el saber escolar en el autor moderno (Chevallard) sería el saber académico, ya que la institución escolar en un diálogo con platón ha de ser, justamente, la academia, o sea, la institución clásica. Ese caso es un poco particular. En términos generales, tuve que traducir. Usar ideas antiguas, o bien simplificadas, para hacer perífrasis de problemáticas específicas. Y traducir, en este sentido, es casi lo opuesto al método al que estamos acostumbrados en la producción académica, en la que la cita textual, la referencia exacta, son columnas para sostener lo expuesto.

En fin, que tuve que admitir que el asunto no sólo fue entretenido (cosa que se agradece a esta altura del pochoclo) sino que también tiene sus méritos teóricoprácticos, al convocarnos para corrernos de las estrategias de producción textual y obligarnos a recuperar otras formas de crear verdades.

1 comentario:

luli* dijo...

che, que horror =P