miércoles, 6 de julio de 2016

[feed] la exquisita banalización / sobre Fuera de lugar de Martín Kohan


Kohan, Martín (2016) Fuera de lugar. ¿Barcelona? (impreso en buenos aires), Anagrama.

Hay que ser pesadamente anti-flaubertiano para no comprender que Martin Kohan es de los mejores escritores actuales. Para Kohan toda la literatura reside en el método, que no exhibe durante su desarrollo / proceso (como hace, por ejemplo, Piglia) sino que presenta ya en su último resultado: el enfoque decidido, la traslación específica, centecimalmente determinada, del punto de vista en un paneo por tal habitación, o la disección neurótica y afiebrada de un sentimiento, una sensación o un miedo. O de una objeción, o de un recuerdo, o de una idea. El mundo de los fenómenos sensibles y sus relaciones, así como el mundo de las ideas y sus acoplamientos (adversativos, causales, conjuntivos) es el objeto a tematizar para este escritor. Ya sea que se detenga en el panóptico del colegio de ciencias morales, o en la corriente de pensamiento de un conscripto durante la dictadura. O, como en este caso, que raye en lo border introduciendo de a poco al lector junto a sus personajes en la problemática, las posibilidades y el desarrollo de la fotografía erótica de/con niños. Es incómodo de leer en el subte, ciertamente. Pero lo que caracteriza a Kohan es justamente la banalización del monstruo, su tecnificación. La violación, la violencia, la pornografía, la tortura, el secuestro, la vigilancia, el control, todo aparece representado como un problema de método y procedimiento. Tarde o temprano el lector se encuentra calculando la cantidad de muescas que optimizan la eficiencia de la máquina-monstruo, y ese es el exquisito mérito, literario y político, de Martín Kohan.

Para no agotar, para no asustar, cabe señalar que no toda la novela pivotea sobre tan escabroso tema, sino que más o menos por la mitad, la cuestión se comienza a trasladar por otros caminos (recién entonces se comprende hacia donde va el libro, y por qué no es solo un experimento más o menos adolescente de tratar temas incómodos y chocantes). Uno de los personajes irá descubriendo la web y sus mecánicas, y uno de los mejores momentos tiene que ver con la descripción de estos fenómenos (de ideas, de sensaciones, de convenciones) hasta llegar finalmente al análisis cartográfico y catálogo taxonómico de posiciones, gestos, acciones y configuraciones de los cuerpos que los servidores pornográficos proveen. 

Como varias de sus novelas, Fuera de lugar parece experimental pero de a poco va retomando elementos tradicionales. el último tercio tiene algo de policial al estilo de Piglia, donde la tensión del enigma es reemplazada por el desencuentro existencial del detective, como si se tomara el género por su forma pero se lo impregnara hasta desbordarlo del escepticismo desencantado de la novela contemporánea.

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