Ronsino, Hernán (2016) Notas de Campo. Buenos Aires, Excursiones.
Heterogéneo conjunto de ensayos mechados con breves ejercicios narrativos. Muy bonita la edición, a cargo -creo- de Nurit Kazstelan con quien -recordé luego de comprarle el libro en la feria de editores y saludarla- compartí la cursada de algunas materias, como la recordada Teoría y Análisis C de Panesi.
Varios conocidxs me habían recomendado Glaxo. En mi caso, este es el primer texto de Ronsino con el que me cruzo y, por lo tanto, que leo.
Está dividido en tres partes, que más que temas parecen distinguir períodos. Tal vez podría considerarse divulgación de teoría literaria. Pueblo, experiencia, memoria, tal como señala Ronsino (7) son problemas o preguntas, más que conceptos, a los que se aproxima desde distintos ángulos, jugando juegos comparativos.
En la primera parte, Ronsino se pregunta por el ejercicio de la lectura, tanto por la práctica como por sus efectos. Hace su propio retrato biográfico de escritor, su primer derrotero de lecturas, arbitrario y caprichoso como todos. Kafka e Ingenieros, José Hernandez y Cortazar, Piglia, Rulfo, Bioy, Sartre y Martini. Cada autor se relaciona con formas de la experiencia, nombres de ciudades, tíos que recomiendan, instituciones que conectan. Vivir y leer (y más adelante, vivir y viajar) en relación estrecha pero ambivalente y acaso (pregunta clásica) reversible. Luego, la poesía -como una imposibilidad personal- plantea otro recorrido: el de las imposibilidades, las voces que no articulan o que no pueden articular más (Lugones, por ejemplo). Más acá, Llinás y Salamone (como en una película de Llinás), experiencias de soledad específicas: hoteles de provincia, conferencias en Austria, perdido en la traducción. Y al final, aparece la fábrica: Glaxo, para presionar en la relación entre las palabras y las cosas.
La segunda parte sigue más al pie las discusiones clásicas de la teoría literaria del siglo XX. El viaje, la memoria, la identidad y (el fracaso de) la humanidad. Beckett, Eliot y Proust; Saer, Briante y Conti. El problema de la vida moderna y la (imposibilidad de la) experiencia. Sobre el final, algunos favoritos: Pavese y Saer. Y quien marca esas dos coordenadas sabe donde caerá la tercera: Piglia y la escritura como forma de lectura (73)
La tercera parte, brevísima, es también la más novedosa. Nuevas y viejas formas de la objetividad serial, uniendo a Bretón y los algoritmos de la era digital, en el marco del problema (prefiero no concebirlo como fenómeno) de las literaturas postautónomas. Aparece ahí el muy interesante experimento literario de Milton Laufer, Lagunas (79 y ss.) novela de la cual no habría dos versiones iguales, pues en cada descarga se articula de manera diferente (y objetiva).
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