martes, 8 de marzo de 2016

[corpus] [cinematógrafo] Dioses, detectives y héroes. Género, adaptación y lógicas de los mundos. Parte I: The Sandman


The Sandman (Neil Gaiman, Vértigo Cómics, 1989-1996) [1]



...y específicamente: Preludes and Nocturnes (#1–8, 1988–1989), The Doll's House #9–16, 1989–1990, Dream Country #17–20, 1990, Season of Mists #21–28, 1990–1991, A Game of You #32–37, 1991–1992, Fables and Reflections #29–31, 38–40, 50; Sandman Special #1; y Vertigo Preview No. 1, 1991–1993, Brief Lives #41–49, 1992–1993, Worlds' End #51–56, 1993, The Kindly Ones #57–69, Vertigo Jam No. 1, 1993–1995, The Wake #70–75, 1995–1996.

Son unos setenta y cinco números, muchos años, mucho texto. Gaiman logró que en el contrato se estipulara que, luego de su alejamiento, no habría más Sandman. lo que es una suerte, porque es una historia perfecta, redonda. Tal vez por eso mismo, uno no sabe por dónde empezar.

Así que empiezo por cualquier lado (por la wikipedia): "The Sandman is a story about stories and how Morpheus, the Lord of Dreams, is captured and subsequently learns that sometimes change is inevitable". Es cierto. Gaiman hace una transposición entre las reglas y características del gran género americano, la Short story, y el mundo de los sueños. Es decir, los sueños son historias -en fin, enunciados. También son esperanzas, y también son otras cosas, según la necesidad de cada episodio. The Sandman es un proyecto complejo y complicado: narra un mundo de historias, un enunciado compuesto de enunciados, una fantasía bajtiniana[2]. Cuando escribo "un mundo" quisiera traducir: un cosmos. Un orden, un lenguaje, una lógica. Una Historia y un sentido de la Historia. Una manera de entender o, si elegimos las palabras que el texto usa para describirse a sí mismo: The sandman narra un punto de vista (#71, p. 4)





Este orden, este cosmos, es tan antropomórfico como se pueda imaginar. Poblado de mortales, hadas, dioses, demonios, ángeles, y todo tipo de monstruos y criaturas. Además de las criaturas y de los dioses existen los siete endless (¿cómo lo traducimos? ¿infinitos? ¿interminables?): Deseo, Desesperación, Destino, Sueño (Dream), Muerte (Death), Delirio... y aquel que ha abandonado sus responsabilidades. Más allá (o más acá, no se entiende o no es necesario): las gracias (las furias), y el creador, la creación, el todo, las reglas, y por encima de todas las cosas: el cambio. The sandman debe sus desarollos narrativos a, entre muchas otras fuentes, la ontología de heráclito[3]

Se puede escribir que The sandman cuenta la historia de sueño (que tiene muchos nombres: morpheus, oneiros, Sandman, etc. para indicar que excede lo nombrable, que hay en él un resto irreductible a las clasificaciones[4]), uno de los siete endless. Y será cierto. Se puede escribir también que The sandman es un compilado de variaciones sobre un tema, o de historias heterogéneas. Como las historias son sueños (y viceversa), también sería cierto. Algunas historias son mejores que otras, y realmente los ajustes de cuentas entre Gaiman y la literatura del renacimiento no siempre resultan prolijos y efectivos. No obstante, la articulación (de todas las historias y de la Historia) constituye un planteo geométricamente bello. Los objetos encuentran su lugar, de una manera espantosa y ordenada. de a poco el lector comprende que Gaiman tenía todo planeado desde un principio (de a poco el lector comprende una realidad atroz y banal).

The sandman es, por otro lado, un juego de mitologías. Gaiman mezcla todas las barajas y reparte de nuevo[5], Odin, los centauros, Orfeo, las Gracias, Lucifer, el Ángel Dima, Loki, Caín y Abel, Azazel, Belzebub y Remiel, Cluracan, Titania y Puck, la bruja Thessaly, el "inmortal" Hob Galding, los Constantine, Lilith y Eva, Batman y Superman, etc. muchas veces los interviene (Orfeo, por ejemplo, es hijo de Sandman, y Eva es la segunda esposa de Adán). Pero lo verdaderamente extraordinario de Ssandman es la inversión fundamental que opera sobre los poderes que usualmente tienen dioses y criaturas sobre los humanos. Acaso no sin precedentes[6], tal vez sí sea el más completo ejemplo literario de esta operación. Es esta inversión la que permite lo mejor de toda la serie: por ejemplo, la función y forma del infierno, y la condición de dios o eterno pensada como una carga de responsabilidades (o una encarnación de ellas, o una actualización de su extensión). El ecosistema de criaturas y seres extraordinarios es, entonces, no sólo antropomórfico, sino también antropocéntrico (y, por lo tanto, ateo). Incluso aquellos seres más antiguos que la humanidad, y que seguirán cuando no queden humanos, incluso esos, son necesidades humanas, existen por una necesidad humana. Al final del último número de la serie Dolls House] (#16, p. 23) Sueño discute con su hermanx, Deseo. Trata de explicarle esta extraña condición de Eterno en un mundo que obedece a lo perecedero, pero Deseo no puede entenderlo, es una cuestión de naturaleza. Y ese es, finalmente, otro aspecto de The sandman que vale la pena reseñar. Hay un extraño juego entre naturalezas y libertades, entre determinación y albedrío. Destrucción y Sueño, Desesperación y Deseo, los que cambian y los que mueren, Lucifer, Delirio (que una vez fue Deleite). En última instancia, tentaría probar la siguiente hipótesis: el hombre es una particula de libertad, y toda la magia, todas las civilizaciones, toda la cultura, constituye la historia de las variaciones de la forma en que esa gota libertad eligió esclavizarse.


PD: Una particularidad más. The Sandman, además de las características en tanto que enunciado (las reseñadas hasta aquí), tiene un uso específico de su materialidad. Watchmen, por ejemplo, no sólo podría, sino que probablemente mejoraría, si fuese una novela, a secas (en oposición a "novela gráfica", cómic). habría que volver a revisar Maus... En todo caso: no sólo por -obviamente- el impresionante trabajo de arte en las tapas, sino que la dimensión gráfica aporta una línea de sentido casi autónoma. Un enunciado más, que dialoga con el textual, pero que no se (con)funde con él.

PD2: De todas las historias, la primera saga es la más atrevida. Lo que sigue anticipa eventos muy importantes de la trama:

Nótese que el secuestro del sueño es llevado a cabo por la burguesía, y nada menos que durante la gran guerra (#1, página 1, se trata de Mr. Burguess, en 1916). Sueño volverá... en los años del fin de la guerra fría, pero justamente, desde entonces, él habrá cambiado. Y su mayor cambio será el de la toma de conciencia de que existe un límite para el devenir (luego del cual, el devenir es metamorfosis, transformación, trascendencia... cambio). Si la humanidad alcanza la autonomía de la destrucción durante el siglo XIX, su primera víctima es el sueño, la Historia, la posibilidad de auto-narrarse (imposible no recordar a Walter Benjamin: bajo las metralletas y los morteros de la Europa imperial y podrida, la narración es sepultada -la Historia y las historias, mueren allí). Nada de eso es casualidad, así como no son casualidad los cabos que ya desde esos tempranos números quedaban sueltos para volver en las subsiguientes sagas, hasta llegar finalmente, inevitablemente, a la muerte de Sandman. Esto también lo expresa su hermana, Death (#69, 10 "Morpheus: I have made all the preparations necessary. Death: Hmph. You've making them for ages. You just didn't let yourself know that was what you were doing"). La consecuencia de leer en esta perspectiva a The Sandman es la proposición de que toda la historia de la humanidad es la historia de la decadencia de un sueño.


[1] Mi primera impresión de estos textos, escrita en marzo de 2010, fue posteada aquí mismo.
[2] Me refiero a las precisiones que realiza Mijail Bajtin a propósito de las esferas discursivas, en su clásico texto "El problema de los géneros discursivos" incluido en Estética de la creación verbal (Trad. Tatiana Bubnova). México D.F., Siglo XXI, 1982, p. 248 y ss.
[3] Por otro lado, pensando a los endless (o a cualquier otra máquina deseante) según las categorías de extensión y pensamiento, llegaríamos tal vez sin ser muy osados a la conclusión de que Gainman ha llegado a Spinoza por la vía de Deleuze. Pero un cotejo semejante excede las pretensiones de esta sencilla reseña ¡regalo la hipótesis a quien la desee!
[4] La eterna lucha entre restos de vida y dispositivos de captura la tomo prestada, naturalmente, de los libros de Link (cualquiera de ellos, pero sobre todo los tres que conforman la triología Clases/Fantasmas/Suturas). O le pueden preguntar directamente en su blog.
[5] Experimento que seguramente satisface el imperativo que se deduce de los versos de "Los nadies", de Galeano. Si la mirada eurocéntrica, (mejor: la mirada imperial) distingue entre religión (del sujeto) y superstición (del objeto), la propuesta de Gainman no busca sostener esa jerarquía, invertirla, ni negarla. En todo caso, el umbral de indeterminación en que se relacionan los estratos diversos de la amplia burocracia divina (¿divina? ¿celestial? ¿infinita?) deja sin efecto el arsenal imperialista, se sustrae de él.
[6] De hecho es exactamente la misma operación que, según Deleuze, el psicoanálisis realiza sobre las mitologías: la desobjetivación de los dioses. Ya no remiten a las grandes cuestiones objetivas, las cuestiones de la tierra o de la tiranía, sino que se repliegan sobre el flujo infinito de la libido: la potencia subjetiva. Semejante desterritorialización es paralela y análoga a la que la economía política realiza a partir de Smith y Ricardo. La riqueza se desobjetiva (se desterritorializa), se la independiza de los grandes factores emisores (la tierra o el estado) y se repliega sobre las potencias abstractas del trabajo y el capital (Cours Vincennes - 15/02/1972). Todo esto no deja de ser bastante irónico, si se considera el anti-freudismo explícito que ensaya The Sandman (pienso sobre todo en la apuesta entre Sueño y Desesperación -secretamente aliada a Deseo- en "tres septiembres y un enero", #31, o en la respuesta que Sandman da a Rose Walker acerca de la interpretación de los sueños en "Into the Night" #15, antepenúltima página).

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