martes, 16 de febrero de 2016

[feed] entre schreber y fitzgerald / sobre Blanco Nocturno, de Ricardo Piglia




Piglia, Ricardo (2010) Blanco Nocturno. Barcelona, Anagrama.

Un policial de madurez de un escritor que rara vez  hace algo menos que excelente. Como suele suceder en las novelas de Piglia, encontramos la tradicional polifonía, el punto de vista dinámico y casi nómade, todos esos juegos de voces y perspectivas que amagan funcionar desde la ambigüedad. Pero no estamos ante la clásica estructura paranoica (Respiración artificial, La ciudad ausente) sobre la cual tan to ha teorizado él mismo (incluso en El último lector retoma el tema). Aunque Renzi reflexione en Blanco Nocturno justamente acerca de las ficciones paranoicas, estamos ante una novela en la que todas las cadenas semánticas encuentran un significante contenedor, más tarde o más temprano. El conjunto de tensiones es cancelado/neutralizado, aunque con un escepticismo tal vez atípico para un policial. En realidad Blanco Nocturno sorprende sobre el final, porque la decadencia más o menos trascendental y nacional, la certidumbre global y descreída con la que se nos enfrenta a un final poco sorprendente, hace recordar más bien a esa literatura americana que busca el sentido en el descontento de un orden injusto e inaccesible (que es casi lo mismo que la falta de un orden: el desastre). 

Eso es lo más extraño para una novela de Piglia. El homenaje a Schreber (el brote psicótico del hijo cuando se encamina a matar al padre y se imagina cómo sería ser una mujer durante el coito) es lo normal, el final a lo Fitzgerald, o a lo Salinger, eso es lo sorprendente.

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