Star Wars: The Force Awakens (J. J. Abrams, 2015)
Entretenida y cumplidora secuela, que corre todos los riesgos de caer en los vicios de un homenaje de homenaje, pero se mantiene más que dignamente mediante la estrategia de reescribir: el episodio VII funciona bajo la lógica de las variaciones. Efectivamente es tanto remake como secuela, lo cual no está nada mal, considerando el insoportable sopor que agobia a los 15 minutos de mirar cualquiera de las precuelas, o episodios I, II y III. Finn es Solo, aunque Solo sea Solo, así como Rey es Leia, el bb8 es r2d2, etc. Y mejor que así sea. Personalmente, y ya que estamos condenados a ver no menos de dos episodios más, espero que maten a todos los personajes que hacen a la continuidad de esta saga, que se libre bien de esa carga, y que los haga volver como hologramas azules.
Williams vuelve a hacer lo mismo, en todo caso, y eso también se disfrutó (aunque como siempre, en el trailer la rompe más). La única actuación buena es la del negro, Adam me deja extrañas dudas. No sé si es por el laburo que hace, o por el que nos tiene acostumbrados. En fin, fue una grata sorpresa. De cualquier manera, nunca vimos Star Wars por las actuaciones.
Lo peor son sin duda alguna lo que los americanos llaman "alivios cómicos". Pero bueno, supongo que va en gustos. Y en ese tren, lo que más me gustó es la vuelta de tuerca del Han Solo negro, la idea de la psicología profunda del minion que está tan de moda (aunque nadie puede superar lo hecho en Venture Bros con la historia de 21 y 22). Me gusta el nuevo malo burocrático, y que le haga frente al nuevo malo poderoso. Me gusta que hacen una estrella de la muerte pero que sea mucho más peor porque es más grande, etc. Me divertí toda la película, y excepto por los chistes, me reí bastante.
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