martes, 1 de julio de 2008

[Deposiciones y Reposiciones] Sobre los trabajadores del Subte

Nueva sección en Corpus interruptus.

La idea es tratar de reponder un poco la defecación informativa de los medios sobre algunos acontecimientos.

Ayer hubo paro de subtes. Las webs de los periódicos, en el mejor de los casos, escribieron que se trataba de un"conflicto gremial". Que es una paráfrasis de "asuntos que nada tienen que ver con usted y yo". En fín. Este documento, elaborado por un tal Sanitago Ponce, apareció en El Aromo -periódico de la agrupación trotskista Razón y Revolución- Nº 3, Noviembre/Diciembre del 2007.

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La línea R

La inserción sindical de la izquierda en los subtes (2000-2007)

(click aquí para descargar la nota en formato .doc)

Por Santiago Ponce –

Laboratorio de Análisis Político - CEICS

No es raro, últimamente, leer a más de un comunicador y a varias publicaciones que anuncian el fin de la izquierda. Su principal argumento es que los partidos adolecen de una incapacidad para vincularse a los trabajadores. Como si la lucha de clases hubiera comenzado cuando ellos llegaron al mundo, profetizan sobre la caducidad de los métodos y discursos de las organizaciones revolucionarias. Dado este panorama, Algo Para Leer, decidió tomar el problema rigurosamente. Es decir, en forma científica. Esto implica abandonar los lugares comunes, realizar las preguntas pertinentes y constatar el proceso real.

Algunos problemas metodológicos: clase y conciencia

Decidimos investigar la inserción de las organizaciones de izquierda en la clase obrera. Cabe aclarar que con ello no pretendemos dar cuenta acabada de la conciencia de la fracción que estudiamos. Esto requeriría agregar el examen de otras variables, como las diferentes acciones y sus enfrentamientos. Nos proponemos, más bien, analizar el desempeño de los partidos de izquierda y la influencia real que lograron. Así, la conciencia no permanece ajena. Si los partidos tuvieron algún peso, se constituyeron en un factor de su desarrollo. Decimos, “un” factor, porque no es el único, ni siempre el determinante: también está la acción política e ideológica de la burguesía, el bagaje que traen consigo los obreros, las particularidades de la rama y la coyuntura económica. Aunque hay ciertos momentos que ese factor, sin ser único, se vuelve concluyente.

Una de las vías para constatar esta inserción es estudiar la intervención de los partidos en las organizaciones obreras, sobre todo, las que muestran mayor dinamismo. Elegimos entonces, a los trabajadores del Subterráneo de Buenos Aires, quienes han protagonizado una significativa cantidad de huelgas y han obtenido importantes victorias. Ahora bien ¿cómo se mide la penetración de la izquierda? Una respuesta es a través de la capacidad de construir dirigentes, un personal específico que condense voluntades y sea depositario de la confianza de los trabajadores. En este caso, los delegados.

Una objeción posible es que se trata de estructuras sindicales, que expresan, en la mayoría de los casos, una conciencia económica. El sindicato, por definición, lucha por elevar el precio de la fuerza de trabajo, no por la abolición del trabajo asalariado. Sin embargo, cualquier organización que se pretenda revolucionaria debe ser capaz de dirigir este tipo de luchas. Difícilmente un trabajador le confíe el destino de las grandes epopeyas a quien no pudo o no supo conseguirle un aumento de salario. Asimismo, un delegado de izquierda expresa la capacidad de intervención de los cuadros revolucionarios en el seno de la propia clase.

Así, decidimos examinar las elecciones a los cuerpos de delegados del subte. La elección de un delegado es una manifestación de la conciencia más firme y expresa la confianza sobre el personal político en cuestión. Para nuestra investigación, confeccionamos una lista de los delegados electos y su pertenencia política desde el año 2000 hasta la actualidad. Una dificultad que tuvimos fue el acceso a fuentes escritas. No hay ningún registro público de las elecciones, ni de los delegados. Mucho menos de la pertenencia política de ellos. Por lo tanto, debimos recurrir a entrevistas a los principales dirigentes del cuerpo. Acudimos a representantes que pertenecieran a distintas organizaciones, de modo de poder contrastar sus dichos. Toda la información fue debidamente cruzada, al menos tres veces.

El cuerpo de delegados, una breve historia

Desde 1994, la privatización de los subterráneos inició un proceso de ofensiva patronal. Más de 3.000 trabajadores fueron expulsados, bajo diversas formas. Los sectores de limpieza, seguridad y gran parte de mantenimiento fueron tercerizados y sus trabajadores quedaron bajo convenios más desfavorables y sin representación sindical. Los salarios, por su parte, disminuyeron.

En ese marco, en 1996, los trabajadores deciden crear un cuerpo de delegados para detener la ofensiva. La UTA jugó, en ese proceso, un rol importante. Esas primeras elecciones le dan un dominio pleno: 20 delegados sobre 21. La excepción y única oposición vino del Taller Rancagua. Su promotor, un militante del Partido Obrero, que en los ’80 había integrado las filas del MAS. Así, durante años, el delegado Carlos Pérez tuvo que vérselas contra los 20 representantes de la burocracia.

En 1997, por iniciativa de Carlos Pérez, se comienza a discutir el problema de la jornada de 6 hs. Se producen, en ese contexto, una serie de estudios sobre las condiciones de salubridad en el trabajo. Asimismo, se emprende una lucha por la modificación del convenio colectivo. En el año 2001, se inicia el conjunto de movilizaciones en función de la reducción de la jornada laboral. Se lograron juntar 50.000 firmas que avalaban al proyecto de declarar la insalubridad del trabajo subterráneo.1

En 2002 se producen, aproximadamente, 18 marchas a la legislatura. Entre ellas, la del 24 de octubre que fue duramente reprimida.2 Recordemos que en el año 2000, a raíz de una gran elección, la izquierda logró introducir diputados en el cuerpo legislativo municipal. En particular, Jorge Altamira presentó el proyecto de ley nº 871, por el que se declaraba la insalubridad del trabajo subterráneo y el establecimiento de la jornada de 6 hs, sin afectar el salario.3 Luego de dos vetos por parte de Aníbal Ibarra, la ley es aprobada por la presión política de la movilización en septiembre de 2003. La ley permitió el ingreso de 500 trabajadores. En el año 2006, el cuerpo de delegados comenzó una lucha por la incorporación al convenio de los trabajadores de las empresas tercerizadas. La victoria sumó a 1.000 trabajadores al subte y tres delegados más al cuerpo.

Nuestros hombres

En el año 2000, sólo lograron ser elegidos dos militantes de izquierda. Manuel Compañez, en la Línea A, de Convergencia Socialista y en el Taller Rancagua, Carlos Pérez, del Partido Obrero. Ambos habían sido militantes del viejo MAS. A pesar de esta magra elección, se observa un movimiento hacia la izquierda. El crecimiento de los independientes representó una ruptura con la UTA, que de 20 delegados en 1996 pasó a tener 4. Es más, una delegada de la UTA, elegida en ese año, se desvinculó de la dirección sindical y se incorporó a la lucha por las 6 hs. Otro de los delegados de UTA, también colaboró con los reclamos, a pesar de la oposición del sindicato. Asimismo, varios de los llamados “independientes” tienen algún vínculo con la izquierda. Tres de ellos fueron ex militantes del MAS y dos de ellos tenían alguna relación con el PO.

El Argentinazo no pasó en vano en el cuerpo de delegados. En las elecciones del 2002, la izquierda ganó tres delegados más. A Pérez (PO) y Compáñez (CS), se agregaron dos delegados del MAS y uno del PO, de los Talleres Polvorines. En el año 2004, con la victoria de las 6 hs. a cuestas, la izquierda logró más del doble de delegados. Surgió, para esos años, una nueva organización, el MIC, que reagrupó a 4 delegados. Entre ellos, al histórico Compañez, que rompió con CS. El MST logró ganar para el campo obrero a un cuadro de la burocracia: Néstor Segovia, quien al momento de escribirse este artículo estaba siendo perseguido judicialmente por la patronal. Segovia, junto a Pérez, se constituyó en uno de los referentes sindicales. El PO, por su parte, logró elegir a un delegado más. Esta vez en la difícil línea B, uno de los últimos reductos de la UTA, junto al Taller Polvorines. En el año 2005, la movilización consiguió incorporar al convenio colectivo y a la jornada de 6 hs. a los trabajadores de CAF, taller tercerizado en manos de capitales españoles. Acto seguido, se decide elegir un delegado por esa empresa. La elección recayó en uno de los elementos más activos de la CAF: Ariel Rochetti.

Las elecciones del 2006 marcaron la continuidad del crecimiento de la izquierda, de 9 delegados pasó a 13. El MIC dispuso seis delegados. El MST, dos. El PTS, que había participado en los proceso de lucha, consiguió su primer delegado, Claudio Dellecarbonara. En el difícil Taller Polvorines, en cambio, se pierde el único representante de izquierda y la UTA gana los dos delegados. Así, el PO queda con tres representantes. Sin embargo, este año, se inició un proceso de lucha por la incorporación de trabajadores de CAF a la representación gremial.

Algunas conclusiones

Si bien no se ha llegado a disputar la conducción de todo el sindicato, la UTA, las organizaciones revolucionarias han dado un paso importante en los cuerpos de base. A diferencia de lo que parece ser una idea arraigada en el sentido común, la izquierda no está, entonces, distanciada de aquellos componentes obreros más dinámicos. Por el contrario, resultaría difícil explicar ese dinamismo por fuera de la intervención de la izquierda. Eso significa que las organizaciones revolucionarias, para este caso particular, no tienen ningún impedimento para llevar adelante con eso que es dado en llamar el “trabajo rutinario”. Es decir, la intervención minuciosa, periódica, sistemática y permanente sobre los problemas cotidianos de los trabajadores. Por el contrario, parecen hacerlo y muy bien. Es la eficacia en ese trabajo el que demuestra si los partidos “entienden” o no a la clase obrera. Ella se mide en moneda contante y sonante: los delegados, que expresan el voto de más de un centenar de compañeros. Ergo, decir que la izquierda se reduce a recitar consignas políticas que nada tienen que ver con la “realidad” del obrero es faltar a la verdad o mentir intencionadamente. Eso no quiere decir que los trabajadores del subte estén golpeando a las puertas del Palacio de Invierno. Se trata, como dijimos, de luchas de tipo económicas. Pero este estudio demuestra que la inserción en los cuerpos obreros del subte no expresa un entusiasmo circunstancial, sino un proceso que ya lleva 7 años y que tiende a profundizarse. Aún en momentos de reflujo.

Notas

1Véase http://poloobrero.org.ar/sindical/metrovias/diez.htm.

2http://www.clarin.com/diario/2002/10/25/s-04301.htm

3Véase http://www.metrodelegados.com.ar/spip.php?article70.

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