La transmigración de Timothy Archer
Es lo último que escribió Philip Dick, fue publicado en 1982, poco después de su muerte. Me la había recomendado un tío, que me habló de un Dick maduro, y coincido en el adjetivo. Me pareció considerablemente superior al Hombre del castillo, pero además, distante -en el sentido de despreocupado- de toda preocupación respecto de las reglas del género. Alguien no hizo sus deberes, o los hizo demasiado bien, con esta reimpresión de la colección Minotauro. Hay que hacer un esfuerzo creativo importante para considerar que sea una novela de ciencia ficción.
Con los nombres cambiados, y desde la perspectiva de la nuera, que es la narradora, se trata de la versión de Dick del caso del obispo James Pike, de California. Creo que lo más notable son los diálogos, plagados de premisas y sobreentendidos y, sin embargo, llevaderos y amigables. Los personajes de esta novela, y en particular la narradora, son realmente muy inteligentes y muy ilustrados. Como lector, una novela así te jerarquiza porque no te subestima (premisa a veces demasiado común en las novelas de este género).
En definitiva, es poco más que un retrato del escepticismo de fines de los setenta o comienzo de los ochenta de una raza de intelectuales que vio encallar en la nada todo lo que había surgido del '68, la resistencia a Vietnam, los movimientos de defensa de los derechos civiles, los Black Panthers, y el movimiento hippie. Por eso la novela comienza con la muerte de Lennon. Reflexión existencial de corte pesimista, y al mismo tiempo despliegue de erudición literaria y religiosa (de parte del obispo Archer), buena parte de la novela son duelos intelectuales y bizantinos entre el ateísmo desesperado de la narradora y la fe bonachona y curada de espanto de Archer.
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