martes, 12 de febrero de 2019

[feed] Del sujeto [y] de la tragedia. Breves de Los rubios de Albertina Carri y de Infancia e Historia de Agamben.


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Carri, Albertina (2007) Los Rubios. Buenos Aires, Ediciones Gráficas Especiales.

Es el guión original (es decir, tal como habría sido concebido antes de la filmación con sus modificaciones) del film. Incluye una introducción y una entrevista al final en las que Carri analiza su propia película.

Si hemos de fiarnos del contenido del librito, Carri había pensado y planeado filmar y hacer todo aquello que luego se leyó en su obra, e incluso las polémicas que sobrevendrían [1]. Particularmente hay un planteo muy lúcido sobre el tema de la película: la memoria como ficción-pastiche. La coherencia funcionaría como edulcorante del absurdo que es la única condición de existencia. Lo interesante en todo caos es que Carri lo postule en un sentido limitado. La memoria sería una construcción falsa para ella, o para los que sufrieron lo que ella. Pero creo que -y espero poder escribirlo con coherencia y claridad estos días- a propósito o sin querer, Carri está planteando características de la memoria y de la identidad comunes a cualquier ser humano, independientemente de que sea hijx de la tragedia (o, jugando irresponsablemente con las palabras, podríamos decir que siempre se es hijx de una tragedia, aunque solo sea la de existir).


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También estuve releyendo un poco a lo bestia Infancia e Historia[2], de Agamben, pues pensé que podía resolver con algo de estilo un apartado en el texto que estoy escribiendo sobre Carri. A saber: la idea del instrumental lingüístico de Benveniste que yo recordaba que Agamben planteaba como fundamental para entender la condición moderna del sujeto, y el motivo por el cual se ha perdido la posibilidad de hacer experiencia[3] de la que hablaba Benjamin. Más allá de los condicionamientos indicados por el filósofo (un exceso del capitalismo del s. XX), se trataría de un resultado inevitable de la constitución del sujeto-lingüístico-trascendental-occidental. Agamben recuerda que Benveniste demuestra cómo el yo es una creación lingüística, un resultado performático (mi idea era, justamente, mezclar aquí Butler con Agamben y Benveniste) del acceso a los pronombres personales del humano. Resultó que me metí en un berenjenal peor -siempre me pasa lo mismo: pues veo ahora que Agamben no me sirve para cerrar el parágrafo, sino para reformular todo el trabajo en otra dirección. En efecto ¿no es la de Agamben una respuesta a la gran incógnita sin resolver del corpus foucaultiano, es decir: qué es aquello que en el individuo precede a su subjetivación, y cómo se realiza esta articulación con los dispositivos de subjetivación?

y yo que había jurado terminar este texto como sea :/

Spoiler del futuro: lo terminé y fui feliz.


[1] Cfr, primero, las críticas que Kohan y Sarlo le hicieron en Punto de vista, y la defensa que luego Gonzalo Aguilar hizo en Otros Mundos.

[2] Que reseñé -ay, tan someramente- hace algunos años.

[3] Por cierto, en su momento anoté por acá que en sus clases, editadas ahora por cactus, Deleuze había sacado igualmente fructíferas conclusiones de similares o idénticas lecturas.

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