Gamerro, Carlos. El libro de los afectos raros. Buenos Aires, Interzona, 2013.
Siete cuentos, el primero de ellos elegante "Tarde perfecta con una loca", que combina con el siguiente "Ella era frágil" porque ambos juegan al misterio de la polifonía. ¿Quién habla? ¿habla o habló? ¿habla o piensa? ¿es un habla real o es la imaginación de un habla? y finalmente: ¿quién es la loca?
Luego, posiblemente lo mejor del libro, un cuento breve, "El cuarto levantamiento" que encabalga un momento crítico de un amor sobre una crisis política. textualmente aceitado, eficaz. "Marina en sol y azul cobalto", ineludible por la temática y entretenido sin destacar. El texto más extenso, "Norma y Ester" en tres partes, tiene el momento más gracioso del libro, y posiblemente los mejores personajes de todo el libro. Los últimos dos cuentos los leí al final y ya me los olvidé.
Dejando de lado juegos y trucos de estudioso de literatura de la UBA (como los mencionados experimentos bajtinianos) vale la pena detenerse en "El cuarto levantamiento" porque allí se ve una colocación respecto de lo político (el golpe como entretenimiento, la democracia como el aburrido lapso entre pronunciamientos, aburrido lapso en el que lo peor -la vida- sucede) que seguramente Ludmer usaría para demostrar la postautonomía de la literatura de nuestros días. Más acá de categorías pos- y más allá de las posiciones intelectuales de Viñas a Sarlo (que efectivamente ya no son enunciables) lo que aparece en este cuento es un intento de articular literatura, política y vida (y no de hacer literatura más allá de la política, más allá de la dictadura, o más allá de nada: no existe ningún más allá, no hay más allá) y preguntarse por las formas posibles de lectura cuando ya no rige el debate por la representación (más) fiel de la realidad.
Un lindo libro, se lee en tres ratos.
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