Ese ejercicio protopop de la repetición seriada encuentra una figura dionisíaca: Batman ejercita un ballet nocturno, en atmósferas cargadas de niebla gótica, sin más razón que el fluir de las imágenes que saltan viñeta a viñeta. Los argumentos desquiciados revelan a menudo también su lado oscuro, constituyente y perdurable: vemos todo desde la perspectiva de un paranoide que se adelanta a los crímenes porque siempre los supone siempre en potencia, se inmiscuye en la vida privada, el libertarismo radical haciendo de sí mismo su propia policía.
más acá, en la biblia de los pobres, al que llegué hoy por recomendación del profe raia, al que este blog y su autor le deben un nuevo seed (y van...)
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