lunes, 26 de marzo de 2018

[feed] pesadillas y velocidades




Almada, Selva (2017) El desapego es una manera de querernos. Buenos Aires, Random House.

Antes que nada, hay una astucia de estos nuevos narradores que me devuelve a las hipótesis de Aguilar sobre el Nuevo Cine Argentino: a veces no es tanto la dirección o la actuación, sino la producción. Nuevas formas de financiamiento, de circulación, de distribución, de propagación y propaganda. El desapego... no tiene (¿o casi?) ningún cuento que no haya formado parte de alguna colección o participado de algún concurso o beca, etc. Me parece una forma muy inteligente de ingresar en el cementerio-discoteca-red social que se eleva sobre las ruinas de lo que alguna vez Sarlo quiso imaginar que era el campo intelectual argentino. Hasthag no todo está perdido.

Dicho eso: una técnica brillante de las velocidades (o mejor, de las lentitudes) y el detalle. Almada pone a funcionar una máquina de climas que deben ser puestos en la serie Briante-Rozenmacher (-Saer?). La sempiterna modorra del atardecer litoraleño como corazón de un territorio cuyos extremos son el árido espanto bonaerense y la hostil jungla subtropical chaco-misionera. así limitado, el teatro de operaciones recorre un itinerario en vaivén: pueblo-campo-pueblo. En ese marco, al juego de lentitudes en una tierra aplastada de bochorno, se sobreimprime la imaginación caótica, femicida, infantil, o hipersexual de una autora que, claro, no es contemporánea ni de Briante ni de Rozenmacher, sino de Enriquez, de Oyola, en fin, de todos nosotros.

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