lunes, 17 de diciembre de 2012

[corpus] Bioy, el deleuzeano

Leí Plan de evasión, (1974 [1945], Buenos Aires, Kapeluz) una muy bonita novela, que hubiera sido un genial cuento largo (las últimas 50 páginas de la novela valen por las primeras 120). copio un fragmento del penúltimo capítulo (LII), capítulo dedicado a las explicaciones de los experimentos en las Islas Prisión de la Guyana, llevados a cabo por el gobernador Castel, que justifico desvergonzadamente sólo por el uso de la palabra máquinas para referirse a los hombres:



[163]¿Cómo sabes que el pájaro que cruza el aire no es un inmenso mundo de voluptuosidad, vedado a tus cinco sentidos?

William Blake


2. - Admitimos el mundo como lo revelan nuestros sentidos. Si fuéramos daltonianos ignoraríamos algún color. Si hubiéramos nacido ciegos ignoraríamos los colores. Hay colores ultravioletas, que no percibimos. Hay silbatos que oyen los perros, inaudibles para el hombre. Si los perros hablaran, su idioma sería tal vez pobre en indicaciones visuales, pero tendría términos para denotar matices de olores, que ignoramos. Un sentido especial advierte a los peces el cambio de las presiones del agua y la presencia de rocas u otros obstáculos profundos, cuando  nadan en la noche. No entendemos la orientación de las aves migratorias, ni qué sentido atrae a las mariposas liberadas en puntos lejanos, en una vasta ciudad, y a las que une el amor. Todas las especies animales que aloja  el mundo  viven en mundos distintos. Si miramos a través del microscopio la realidad varía: desaparece el mundo conocido y este fragmento de materia, que para nuestro ojo es uno y está quieto, es plural, se mueve. No puede afirmarse que sea mas verdadera una imagen que la otra; ambas son interpretaciones de máquinas parecidas, diversamente graduadas. Nuestro mundo es una síntesis que dan los sentidos, el microscopio da otra. Si cambiaran los sentidos cambiaría la imagen. Podemos  describir  el  mundo  como  un conjunto de símbolos capaces de expresar cualquier cosa; con sólo alterar la graduación de nuestros sentidos, leeremos otra palabra en ese alfabeto natural.


3. - Las células nerviosas del hombre son diversas, de acuerdo a la diversidad de los sentidos. Pero hay animales que ven, que huelen, que palpan, que oyen, por un solo órgano. Todo empieza en la evolución de una célula. A noir, E blanc, I rouge..*. no es una afirmación absurda; es una respuesta improvisada. La correspondencia entre los sonidos y los colores existe. La unidad esencial de los sentidos y [164] de las imágenes, representaciones o datos, existe, y es una alquimia capaz de convertir el dolor en goce y los muros de la cárcel en planicies de Libertad.
4. - Los muros de la cárcel en planicies de libertad: Esta cárcel en donde escribo, estas hojas de papel, solamente son cárcel y hojas para una determinada graduación sensorial (la del hombre). Si cambio esta graduación, esto será un caos en donde todo, según ciertas reglas, podrá imaginarse, o crearse.
Aclaración: Vemos a la distancia un determinado rectángulo, y creemos ver (y sabemos que es) una torre cilíndrica. William James afirma que el mundo se nos presenta como un indeterminado flujo, una especie de corriente compacta, una vasta inundación donde no hay personas ni objetos, sino confusamente, olores, colores, sonidos, contactos, dolores, temperaturas... La esencia de la actividad mental consiste en cortar y separar aquello que es un todo continuo, y agruparlo, utilitariamente, en objetos, personas, animales, vegetales... Como literales sujetos de James, mis pacientes se enfrentarán con esa renovada mole, y en ella tendrán que remodelar el mundo. Volverán a dar significado al conjunto de símbolos. La vida, las preferencias, mi dirección, presidirán esa busca de objetos perdidos, de los objetos que ellos mismos inventaran en el caos.
*"A negra, E blanca, I roja". Primera parte del primer verso del soneto Vocales, de Arthur Rimbaud


la edición, a mitad de camino entre una escolar y una anotada, tiene su gracia. se dedica a señalar las referencias y explicarlas. algunas de estas referencias son tan grasas (a lo lost, digamos, meras repeticiones de nombres, ecos que sugieren un espesor semántico inexistente) que uno no sabe si atribuírselas al anotador o al autor. 

dice este anotador (Alberto Manguel) que una sirena de oro que el protagonista encuentra en las islas y envía a su tío sirve como garantía de la existencia de lo irreal, cosa que no me termina de cerrar pero que, en todo caso, me hizo acordar a ese objeto que con que finaliza el relato Uqbar, Tlön... (y ahí sí que cumple la tal función).

el desarrollo paranoide imaginario del protagonista (el Teniente de Navío Enrique Nevers) es presentado en paralelo a una compleja teoría de control sensorial e imaginativo de los presos, con sus peligros que son de nuevo los monstruos al acecho. con todo, es muy interesante la idea de libertad mental (o sea, libertad a secas) dentro de la prisión, totalmente opuesta a la más popular y paranoide de prisión en libertad (Patricio Rey), según la cual toda polis nos oprime, toda libertad es ficticia. teoría tan popular como retomada por grandes reaccionarios de todos los tiempos para justificar autoritarismos de cualquier tipo.

el planteo invertido, el de Bioy, es mucho más interesante. tienta a uno a ver una teoría de la fuga, de los desquicios y los devenires menores (aunque con límites, claro: los monstruos al acecho, los monstruos al acecho).

los juegos entre prisión, poder y gobierno son muy sugestivos. Bioy escribe Esta cárcel en donde escribo, estas hojas de papel, y el lector no puede evitar evocar, responder, completar: mi cuerpo, ese papel, ese fuego. es que la idea de la libertad en la prisión ya está dando cuenta de una idea de poder positivo, más compleja y más propicia para pensar la sociedad contemporánea, aunque se oponga -como pedirá Foucault veinte años luego de publicada la novela- a la más popular teoría del poder como negatividad, como poder de prohibir.

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